sábado, 15 de septiembre de 2012

HISTORIA 

Gregor Mendel, considerado el padre de la genética, fue un monje austriaco cuyos
experimentos sobre la transmisión de los caracteres hereditarios se han convertido en el
fundamento de la actual teoría de la herencia. Las leyes de Mendel explican los rasgos de los
descendientes, a partir del conocimiento de las características de sus progenitores  Gregor Mendel nació el 22 de julio de 1822 en Heizendorf (hoy Hyncice, República Checa),
en el seno de una familia campesina. Dificultades familiares y económicas le
obligaron a retrasar sus estudios. Fue un hombre de contextura enfermiza y carácter
humilde y retraído. El entorno sociocultural influyó en su personalidad científica,
principalmente el contacto directo con la naturaleza, las enseñanzas de su padre sobre los
cultivos de frutales y la relación con. diferentes profesores a lo largo de su vida, en especial
el profesor J. Scheider, experto en pomología.
El 9 de octubre de 1843 ingresó como novicio en el convento de Brünn, conocido en la
época por su gran reputación como centro de estudios y de trabajos científicos. Después de
tres años, al finalizar su formación en teología, fue ordenado sacerdote, el 6 de agosto de
1847. En un principio fue inducido por su superior a dedicarse al campo de la pedagogía,
pero él eligió un camino bien distinto. En 1851 ingresó en la Universidad de Viena, donde
estudió historia, botánica, física, química y matemáticas, para graduarse y ejercer como
profesor de biología y matemáticas. Durante su estancia allí llegó a dar numerosas clases
como suplente, en las materias de matemáticas, ciencias naturales y ciencias generales, con
excelente aprobación entre los estudiantes. Sin embargo, una vez finalizados sus estudios,
no logró graduarse, por lo que decidió regresar al monasterio de Abbot en 1854. De
naturaleza sosegada y mentalidad matemática, llevó una vida aislada, consagrado a su
trabajo. Más adelante fue nombrado profesor de la Escuela Técnica de Brünn, donde dedicó
la mayor parte de su tiempo a investigar la variedad, herencia y evolución de las plantas,
especialmente de los guisantes, en un jardín del monasterio destinado a los experimentos.
Sus aportaciones al mundo de la ciencia son consideradas hoy como fundamentales para el
desarrollo de la genética.
Hacia el final de su vida, en 1868, Mendel fue nombrado abad de su monasterio, donde
murió el 6 de enero de 1884 a causa de una afección renal y cardiaca.
Mendel tuvo la fortuna de contar, en su propio monasterio, con el material necesario para
sus experimentos. Comenzó sus trabajos estudiando las abejas, coleccionando reinas de
todas las razas, con las que llevaba a cabo distintos tipos de cruces. Entre 1856 y 1863
realizó experimentos sobre la hibridación de plantas. Trabajó con más de 28.000 plantas de
distintas variantes del guisante oloroso o chícharo, analizando con detalle siete pares de
características de la semilla y la planta: la forma de la semilla, el color de los cotiledones, la
forma de la vaina, el color de la vaina inmadura, la posición de las flores, el color de las
flores y la longitud del tallo.
Sus exha ustivos experimentos tuvieron como resultado el enunciado de dos principios que
más tarde serían conocidos como «leyes de la herencia». Sus observaciones le permitieron
acuñar dos términos que siguen empleándose en la genética de nuestros días:  dominante y
recesivo. “Factor” e “híbrido” son, asimismo, dos de los conceptos establecidos por
Mendel de absoluta vigencia en la actualidad.
En 1865 Mendel expuso ante la Sociedad de Historia Natural de Brünn una extensa y
detallada descripción de los experimentos que había llevado a cabo y de los resultados
obtenidos. A pesar de su importancia, y de que su trabajo fue distribuido entre las
principales sociedades científicas de su
tiempo, pasó totalmente inadvertido. Al año siguiente, en 1866, publicó su obra
fundamental en un pequeño boletín divulgativo de su ciudad, bajo el título Ensayo sobre los
híbridos vegetales. En ella expuso la formulación de las leyes que llevan su nombre. Este
ensayo contenía una descripción del gran número de cruzamientos experimentales  gracias a
los cuales habla conseguido expresar numéricamente los resultados obtenidos y someterlos
a un análisis estadístico.
A pesar de esta detallada descripción, o quizás por ese mismo motivo, su obra no tuvo
respuesta alguna entre la comunidad científica de su época. De hecho, Mendel íntercambió
correspondencia con uno de los más eminentes botánicos del momento, Carl Nágeli,
aunque éste no pareció muy impresionado por su trabajo. Sugirió a Mendel que estudiara
otras plantas, como la vellosina Hieracium, en la cual Nágeli estaba muy interesado.
Mendel siguió su consejo, pero los experimentos con Hieracium no fueron concluyentes,
dado que no encontró normas consistentes en la segregación de sus caracteres, y empezó a
creer que sus resultados eran de aplicación limitada. Su fe y su entusiasmo disminuyeron, y
debido a la presión de otras ocupaciones, en la década de 1870 abandonó sus experimentos
sobre la herencia. 

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